Metabolismo en cerebro e higado

El cerebro humano, debido a su alta actividad metabólica, depende de un continuo suministro energético, y es mediante la alimentación que nuestro cuerpo cubre este requerimiento, a partir de la glucosa. El cerebro humano pesa, en promedio, 1.4 kg, lo que representa 2% del peso corporal, aproximadamente, y consume alrededor de 20% de la energía producida a partir de la glucosa.

El metabolismo de la glucosa proporciona el combustible necesario mediante la generación del trifosfato de adenosina. Al romper los enlaces que contiene el ATP, se libera energía almacenada, y la mayor parte de ésta la utiliza el cerebro para el procesamiento de información.

Cuando los niveles de glucosa en la sangre disminuyen dramáticamente debido a una actividad física extenuante o a periodos de ayuno prolongado, tal como lo es el caso de Laura, nuestro cuerpo recurre a una estrategia: elevar la concentración de lactato y cuerpos cetónicos en la sangre, producidos en el hígado a partir de ácidos grasos son utilizados como sustitutos energéticos por las células del cuerpo. Sin embargo, en las células del cerebro, la glucosa no puede ser reemplazada totalmente por fuente energética alguna, aunque sí complementada, por otra parte, si se mantiene el hígado en funcionamiento para la formación de cuerpos cetónicos a partir de las grasas también puede sufrir daños.

El hígado utiliza poca glucosa para la producción de energía, y como se mencionó anteriormente la producción de lactato ayuda a producir más glucosa a través del ciclo de cori, por ello el metabolismo hepático es de suma importancia ya que al no tener carbohidratos que procesar en el estado de ayuno de Laura, busca otras fuentes para la producción de energía además de utilizar las reservas glucogénicas.